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ISSN 1989-4163

NUMERO 06 - OCTUBRE 2009

 

El Origen de los Especímenes: Del Tiranosaurus Rex al Tigre Colmillos de Sable Golpista

Luís Arturo Hernández

   Premio de Creación Literaria 2008 del Gobierno de Navarra, Tigres de papel es, pese a haber sido galardonado en la modalidad de Ensayo, más bien un minucioso trabajo de comparatismo literario –disciplina en la que es especialista el autor- y un amplio estudio crítico sobre la figura ya proverbial del tirano a lo largo de la Historia de la Literatura.

   La tiranía política como forma de adueñarse o -en su defecto- de aniquilar lo sagrado desde una racionalidad que desemboca en el absurdo nihilista viene a ser la hipótesis o el hilo conductor por esa galería de los horrores que va de la tragedia de la Antigüedad greco-latina al subgénero narrativo hispano-americano de novela de dictador, pasando por los crímenes ejemplares del teatro barroco, romántico o precursor de la Vanguardia. 

     EL ORIGEN DE LOS ESPECÍMENES O LA SELECCIÓN SOBRENATURAL DE  LAS ESPECIES

   El Creonte de Sófocles en el origen griego de la especie -y su Antígona como punto de fuga permanente a lo largo de toda la obra- y el Calígula de Camus, como contrapunto de la Roma imperial -leída desde el Totalitarismo nazional-socialista contemporáneo-, delimitan el campo de fuerzas en que se desarrolla la “selección natural de las especies” y sus antagonismos –antigonismos- frente a las mutaciones del déspota/tirano/dictador.

   Más allá, naturalmente, del poder material, profano, del más acá –del Poder-, el tirano –literario, al menos- trata de someter el espíritu, lo sobrenatural e ilimitado del Más Allá –la Gloria-, y ese rasgo es una de las líneas de fuerza de la obra de Javier Mina, que va desde la negación de tierra sagrada a Polinices, el hermano de Antígona –la antagonista por antigonomasia-; o al príncipe constante -Fe constante más allá de la Muerte-, en la obra homónima de Calderón, por parte del rey de Fez, a la tentativa/tentación –frente a la Fe- de erradicar la trascendencia en El poder y la gloria -Ad Maiorem Dei Gloriam- de Graham Greene; o la necesidad de apropiarse de lo sagrado por parte del Calígula de Camus, muerto en el empeño, en la superación de los contrarios de su regreso al origen.

    OBJETIVO CUMPLIDO: LA LUNA

   Todo ello, y segunda línea de fuerza y deshumanizador denominador común, por una hipertrofia de la Razón: en Creonte –Tiranosaurio Rex-, que exalta la lucidez solar de la polis –no usarás el nombra de Zeus en vano- en perjuicio de las sombras irracionales y subterráneas del Hades por temor a perder el Poder; en Calígula –ucrónico Tiranosaurio Imperator-, cuyo racionalismo sublunar lo reduce al absurdo de intentar adueñarse de la Luna –con su consiguiente cara oculta de irracionalidad de los remordimientos por sus muertos- en pos de un poder absoluto que le otorgue la libertad –conquistada la luna por la Imperial USA, los hombres siguen muriendo sin ser felices-; en el rey de Fez, cuya ideología teocrática lo lleva a la crueldad intolerable ante al no menos integrista héroe cristiano; en el shakespeariano Ricardo III, quien se tiene a sí por rey in pectore y cuya impostura verbal es un dechado de maquiavelismo persuasivo en aras de la conquista del Poder; en  el regente -de la Paz Imperial- Gessler del romántico Guillermo Tell de Schiller –tan maniqueo cuando es invasor ahora, como lo fuera, cuando invadido, el rey de Fez- frente a la irracionalidad del nacionalismo; en el teniente de El poder y la gloria y su ateísmo vencido post mortem por un pecador; o, ya en la narrativa –pero no menos dramática que en las obras precedentes-, la razón de estado en el afán de Absolutismo inmortal de ese “Ser de razón” que es Yo, el Supremo de Roa Bastos –y su “meteorito mágico”, ¿réplica de la caliguliana piedra lunar de Franco?-; el irónico cartesianismo de El Recurso del método del Primer Magistrado de Carpentier o el racionalismo aplicado a la tortura “científica” del Chivo de Vargas Llosa –y eso por citar tan sólo a los más ilustrados tiranos hispanos-; por no hablar ya del antirracionalismo del compadre Ubú, parodia grotesca de Shakespeare y alma pater del teatro del absurdo –Idi Amín Dada-ísta-, en la Utopía -sin ubicar- que prefigura la Polonia de los totalitarismos nihilistas –Nazismo y Comunismo como tiranía impuesta en nombre de una colectividad política-. 
Y alcanzada, pues la utopía de la Luna, próxima estación espacial: Marte –o la guerra-.

     GALERÍA DE ESPEJOS SIN FONDO o PARTIDOS DE DOBLES

   Ambas líneas –sometimiento de lo sagrado al Poder, merced al racionalismo nihilista- perfilan, pues, una galería de espejos que, a lo largo de sus cinco espacios –“Creonte” y “Calígula”, Los tiranos en sus rasgos”, “Los tiranos de tierras calientes” y “los de tierras quemadas”- disponen sus “lunas” en ángulo, de forma que multiplican sus imágenes en un juego cruzado de perspectivas que distorsionan las figuras, provocando imprevistos reflejos, lúcidas refracciones de la luz, destellos deslumbrantes –cuando no espejismos-: el cara a cara de Creonte y Edipo o de Ricardo III con Macbeth; el vis-à vis de Ubú Rey con Hernani de Hugo o el tríptico “de tierras calientes”, cuya tabla central -el policía de El poder y la gloria- aparece flanqueada, en sendos espejos laterales, por sus adláteres –Tirano Banderas y El Señor Presidente-, con los consiguientes efectos colaterales, y sus guiños y réplicas –la cobardía de Ubú o Gessler, amén de variados motivos recurrentes-, sin desdeñar el análisis simbólico precisamente del espejo –junto al agua en Calígula- o de imágenes invertidas –dentro: casa/tierra/sangre vs. fuera: castillo, en Guillermo Tell-.

   Y se compadece bien esta imagen especular con el comparativismo especulativo, por cuanto Mina rastrea con especial celo el dualismo de la realidad literaria occidental, las dicotomías inter pares –la juventud en Creonte/Calígula, la vejez en Creonte/Edipo-, el desdoblamiento –Gloster/Ricardo III- o la doblez -Gloster & Gessler o todo ese amplio muestrario de dobles de los tiranos hispanos-, elucidando la relación de fuerzas entre el dramatis personae –o, en la novela, su geometría narrativa-, sorprendiendo antítesis y paralelismos en una antigonometría que tiende a la síntesis superadora de contrarios o, en el caso de los tiranos de tierras tórridas, a la multiplicación en el exceso ad nauseam.

     DEL TYRANNOSAURUS SEX AL TIGRE COLMILLOS DE SABLE GOLPISTA

   Y puesto que la hipérbole parece haber sido el rasgo estilístico del realismo mágico, el exceso se convierte en seña de identidad de los tiranos hispanos –en particular, en su 2ª promoción, la del boom editorial latinoamericano- en la descripción de su et(i)ología, en ese careo –del vis-à-vis al bisbiseo- de la galería de retratos que compone tal pentágono de los dictadores –Pentagonía de los años 70-, mediante enumeraciones y listados -muy en consonancia con las listas de la piel del tigre y su ru(g)ido de sables-; y tanto en los más profanos: ya sea en su compulsividad sexual –el Patriarca o el Chivo, tiranosaurios sex-, ya en la desmesura de su estilo –en García Márquez-, ya en el Oficio –¿ofidio?- de Tinieblas de Uslar Pietri, como en los más letrados: ya sea en el alarde culturalista –de Carpentier-, o ya, en definitiva, en la pulsión grafomaníaca del Supremo de Roa Bastos. 

     DEL NEW PENTATEUCO AL APOCALIPSE NOW  

   Y bien pudiera servir Yo el Supremo como colofón a esta glosa de los Tigres tiranos –cuyo perfil responde al varón macho patriarcal de edad incalculable y origen criollo-, el dictador -al dictado- textificado por su amanuense, en cuadernos de rayas atigradas con tinta antipática, Hombre-Libro, summa apergaminada y encuadernada en piel de tigre, que invierte el Principio -“Y el Verbo se hizo carne”-, tra(n)spapelado e incinerado en la pira de pulp fiction, en su particular Apocalipsis –Y la carne se deshizo en Verbo…-, a 451 grados Fahrenheit, como imagen emblemática de cuantos Tigres de papel están en la raya del tigre colmillos de sable –un tigretón en jaula de cartoné o el tigrillo del viejo que leía novelas de dictador en su reserva de celulosa de un parque temático literario-.

     NIHIL OBSTAT

   Aunque su apariencia de “ensayo” lo hiciera desaconsejable, el rigor y la envergadura de una  empresa como Tigres de papel –que se inicia bajo la égida de Steiner- harían, en nuestra opinión, recomendable algún apoyo de documentación –no digamos de notas al pie, pero sí cuando menos de mayor información sobre el aparato bibliográfico, de citas o traducciones consultadas- que mostraran al lector el andamiaje académico que sirve de soporte a este notable inventario y exhaustivo recuento de tiranos literarios -que han de mantenerse a raya en la ficción como espéculo-, cortados todos por el mismo patrón: el Nihilismo que instrumentaliza al ser humano como un puro medio al servicio del Poder.

 
 

Origen de los especímenes

 

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